lunes, 10 de septiembre de 2012

DETRÁS DEL MORRO DE MONTECRISTI

ESTA ES UNA DE LAS POCO PLAYAS QUE POSEEN
UNA GRAN BELLEZA NATURAL EN LA ZONA FRONTERIZA DE REPÚBLICA DOMINICANA.

Plaza del Relog de Montecristi republica dominicana


Tantos y tantos hijos de esta legendaria comunidad que han ocupado cargos de relevancia en la administración publica -desde los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer hasta el día de hoy- y tan poca cosa que han hecho en beneficio de los residentes. Nadie se explica esto.
Pero decía, en mis primeros párrafos, que Montecristi es un pueblo de contrastes porque, si ese es el panorama que se palpa en la ciudad, cuando se toma el camino del litoral costero, las cosas son totalmente diferentes.
¡Cuantas bellezas! Tiene un Malecón a todo lo largo de la playa Juan de Bolaños que, aunque si bien no es una cosa “del otro mundo”, está en buenas condiciones y hay buen ambiente.
Claro, se requerían de más establecimientos y ampliar las ofertas. Pero el que quiere ir a tomar fresco, ser acariciado por la suave brisa del mar y hasta echar tranquilamente “una mano de dominó”, de seguro que se sentiría en la gloria.
Y el que decida seguir hacia El Morro y llegarse “hasta el Zapato” -que no es más que una roca gigante que tiene forma de esa prenda de vestir que se localiza a pocos metros de la playa- entonces suspirará hondo y estacara aun más los ojos de tantas exóticas bellezas que tendrá por delante.
La visita a la zona la aproveché para, junto a mi amigo Genaro Abreu, recorrer los cayos aledaños, dar una vuelta por agua al Morro, pasar cerca del “Cayo Pablillo”, ver los corales y hasta para pescar un Carite con la ayuda del capitán del Club Náutico, Dionis Vargas, Beeleaguer, quien conducía el bote. Es uno de los que más sabe de mar en Montecristi. Tiene casi 50 años en estos menesteres.